Afrontar una muerte inesperada es una de las tareas emocionales más complicadas a las que puede enfrentarse una persona. Es posible prepararse psicológicamente para la pérdida durante largos procesos de enfermedad, o en personas de avanzada edad: el tiempo ayuda a ello. Pero en el caso de una muerte por Covid-19 (inesperada), la sorpresa del golpe que no se ve venir puede hacer el proceso de duelo, ya de por sí doloroso, todavía más complicado. Desgraciadamente, a lo largo de estos meses se han dado infinidad de casos de muertes prematuras e inesperadas que están azotando aleatoriamente a familias día tras día, y aunque parezcan lejanas pueden sucederle a cualquiera. Eso lleva a que inicialmente no se pueda aceptar la situación y se pongan en marcha mecanismos de defensa para protegernos emocionalmente del dolor que origina esa pérdida tan importante que hemos sufrido.
Una de las causas de dolor emocional en casos de muerte inesperada por Covid-19 es la dificultad de asimilar que no ha habido una despedida premeditada, es muy probable que en estas circunstancias no hayamos podido acompañarle en sus últimos momentos, y tampoco hemos podido hacer un rito de despedida, que ayuda a superar esos momentos tan complicados.
Algo diferente a lo que ocurre en los casos de enfermedades que se prolongan en el tiempo, que, aunque también tienen sus contras, permiten prepararse mentalmente, despedirse del ser querido que se va y poder afrontarlo con mayor entereza. Perder a una persona de la noche a la mañana, sin ningún aviso previo, hace imposible que pueda darse una despedida en consonancia. Por lo que todo esto, hace que el duelo por Covid 19 resulte mucho más traumático.
Cada persona se comporta ante la pérdida de una forma diferente. Y surgen diferentes emociones desde una tristeza extrema, melancolía, rabia o enfado, bloqueo …………todas están emociones son totalmente normales y hay que dejar que fluyan libremente. Expresarlas con alguien que nos quiera ahora mismo es lo que más puede reconfortar y ayudar en esta situación tan traumática.
En ocasiones, también una sensación de culpabilidad puede aparecer: si la última conversación terminó con una discusión, si algo se quedó por decir… Saber cómo afrontar una muerte inesperada es algo para lo que nadie se prepara preventivamente. Hay que recordar aquellas cosas que nos unían, que dejen un poso de alegre melancolía.
Expresar libremente esos sentimientos encontrados ayudará en el proceso del duelo a reducir el impacto futuro a nivel personal.
Es importante sentirse acompañado, no estar solos, “aunque sea por videoconferencia o redes sociales”. Y planificar cómo se quiere honrar a ese ser querido, cómo darle un último adiós colectivo cuando termine el confinamiento. También es importante “cuidarse, hacer ejercicio y comer sano porque nos va a ayudar a superarlo antes”.
En este proceso de duelo, es esencial aceptar que una buena compañía puede ser el mejor tratamiento. Alguien realmente cercano, que muestre empatía y que acompañe el dolor desde una relación madura, con quién poder expresar abiertamente emociones y ante el que no haya reparos en llorar o mostrar el dolor tal como se siente. Y cuando acabe todo es importante se debe solicitar apoyo psicológico para poder superar la perdida.
En general es muy difícil dar consejos generales a cada persona que haya sufrido una muerte por Covid 19 porque cada una lo vive de una manera distinta en función de la relación que tuviera con el ser querido que ha fallecido a nivel de cercanía o a nivel de parentesco y nunca hay que generalizar.
El mejor consejo como profesional que puedo daros es que si tienes a algún familiar y /o amigo/a que ha sufrido una pérdida por Covid-19 es que le escuches, le apoyes, deja que se desahogue, mantente en contacto con él /ella vía llamadas, videollamadas, sms, y ayúdale en este proceso a sentirse más acompañados/as ante la pérdida y/o pérdidas que ha sufrido.
